Cómo empezó todo

Es tan difícil definir lo indefinible, que pensé que la divagante vida del beduíno era la que mejor podía representar ESTO: un sencillo cúmulo de reflexiones, de malas caricaturas, de diferentes estados y confusos sentimientos que forman parte de mi desierto interior.

jueves, 23 de agosto de 2012

El sonido de la tristeza

Allá a donde fuera allí estaba, iba con él porque formaba parte de su ser, corría por sus venas y lo que era una virtud, a veces, muchas veces, se convertía en desgracia.

El viento le susurraba haciendo llegar su mensaje a través de la naturaleza, en la caída de las hojas, en el tíntineo de las de árboles caducos, en los trigales de agosto.

Pero también en el goteo de las primeras lluvias otoñales, en el orquestar de las bisagras oxidadas y en el canturreo de las bicicletas de segunda.

Pero también, en los claxons de los coches, en el parpadeo de los semáforos, en el desahogo del autobús al llegar a su parada, en los raíles del metro, en el timbre de la fábrica.

Pero también, en el mordisqueo de su perro, en trajeteo de los platos, en las bandejas temblorosas y en los posos del café.

Su día a día era una apocalíptica epopeya, un canto triste que unas veces iba lento y otras alcanzaba un ritmo desorbitado que bombeaba su corazón, oprimía su pecho, dilataba sus pupilas y dejaba en blanco su mente pero, aviva su oído y su alma y todo lo transmitía con su guitarra.

Pero, a pesar de estar en sintonía con todo curiosamente se sentía solo, habiéndose olvidado de que su gran compañera siempre estaba ahí, la música, su música, su verdadero yo interior.

sábado, 26 de mayo de 2012

Climas de bajas presiones


......y se distanció, primero subió una montaña, allí, acompañado solamente por su tristeza, rompió a llorar y, la naturaleza, decidió hacerle compañía también, así que, empezó a llover y, cuanto más llovía más lloraba, como llevando un mismo compás. Pero, de pronto se acordó que tenía paraguas, un viejo paraguas plegable de color negro con un bonito mango madera que le había regalado su abuelo en su doceavo cumpleaños. Lo abrió, y de él salió un brillante arco iris sobre el que empezó a caminar llegando hasta al cielo, donde tropezó con una nube que lo elevó cada vez más y más alcanzando la luna y las estrellas. Los destellos de éstas eran tan fuertes que él mismo resplandecía pero, de pronto todo se apagaba, se acordaba de su tristeza y, de nuevo aquellos ríos de penuria y sal corrían por sus mejillas hasta el edén de su rostro y, nuevamente, la naturaleza decidió acompañarlo. Las estrellas, en un acto de suicidio, acordaron despedirse del sol y cayeron sobre la tierra. Fue entonces cuando despertó rodeado de polvo espacial resplandeciente, entre microscópicos cristales de colores, entre purpurina de planeta lejanos y..........sonrió, pero, no por el brillante y monumental paisaje sino porque cuando abrió los ojos encontró a aquella a quien amaba.
SILENCIO.

martes, 7 de febrero de 2012

Y que me hablen de ocurrencias....

Vacío, miraba y estaba vacío, traslucido, un mar en calma aparente pero, al respirar algo dolía, algo había que pinchaba, era un fulgor, un destello, era veloz, no lo veía, sin embargo, lo sentía y, sin duda, algo familiar había en aquello. Era un ciego cosquilleo ciego pululaba a mi al rededor. La inestabilidad se respiraba en el ambiente aunque, no había nada, todo era oscuridad.
Se levantó un fuerte viento y, ahí estaba, aquel precipicio.... un abismo impresionante que se abría a mis pies. No podía dudar, un paso en falso y caería.
El tambor volvía a sonar en la oscuridad, su latido era lento, su retumbar se percibía en la lejanía y, en mi cabeza, sólo resonaba una palabra: alerta. Debía buscar ya la salida, de lo contrario, regresaría al laberinto de los temores, de los menosprecios e inseguridades. Fuerte, pisar fuerte, eso había que hacer, con paso firme estaría segura. Ahora ya, no podía mirar atrás, sólo me quedaba la valentía de nadar a contracorriente pero, ¿cómo?, ellos lo sabían, me habían creado, las olas siempre me arrastrarían con más fuerza
Entonces, allí me quedé, clavada, pensando lo que ellos ya conocían
roca, aire,cielo, tierra, ola, MAR y, sobre todo, SILENCIO

Entre lo químico y lo orgánico

Espejos de colores retractan mis composiciones,
la química de la vida se refleja en esa plata de lo extraño;
se asusta.
Esa química es un triste gato ante el espejo
Esa química lucha por el amor de la carne pero...
pronto cambia:
de lo racional a lo irracional
de lo lejano a lo cercano
de lo oscuro a lo claro
del desamor al amor
de lo dulce a lo amargo
de lo sereno a lo intranquilo
del río al bravo mar
de lo fabuloso a lo caótico
Siempre hay cambio porque el ciclo de la vida erosiona al ser y a la carne del hombre, erosiona lo mental, lo químico, lo orgánico pero siempre quedará algo de tu yo,
en tu ser, en tu carne
silencio...